«¿Hacia dónde va la profesión médica?». Conferencia del Prof. Villanueva en el Curso de Expertos.
Al principio de su intervención, el Prof. Villanueva se hacía una pregunta, aparentemente retórica, pero que expresaba bien la inquietud de muchos profesionales sobre el futuro de la medicina y de su propia profesión: «¿Hacia dónde vas médico?»
Hasta el presente, la profesión médica ha estado presidida por la ciencia y el amor al paciente. El título, decía el Dr. Villanueva, nos lo da la Universidad, pero “la calidad de médico” nuestros pacientes.
Las relación entre medico y paciente ha sufrido grandes transformaciones en los últimos años; esos cambios nos llevan a cuestionarnos el propio sentido de la profesión médica, a preguntarnos si el modelo de médico que hemos conocido hasta ahora no está evolucionando hacia un “técnico” en Medicina que se limita a attender, en lo posible, las demandas de sus pacientes. El medico podrá curar, pero corre el riesgo de dejar de ser medico.
Como dirá Robert M. Veatch (2009), los médicos «ya no tienen que determinar lo que va a beneficiar a sus pacientes. Es el propio paciente el que, en el mundo de la nueva medicina, tienen que hacerse cargo de su tratamiento». Los pacientes tienen que asumir toda la decisión. El papel del médico es solo diagnosticar. Lo demás son juicios de valor, que sólo competen al paciente. El concepto de informar ha de cambiar. En suma, ¡El principio de beneficencia ha quedado definitivamente enterrado y con él el arte médico. La nueva medicina será sólo ciencia!
La medicina actual, condicionada, en parte, por estos “nuevos aires”, ha llevado, de una parte, a que se deteriore la relacion entre médico paciente, al aumento exponencial de denuncias por mala praxis, incluso, a numerosos episodios de violencia contra los médicos.
Ante estas situación, Villanueva aboga por una comprensión más profunda y actual del principio de autonomía del paciente, manifestado en un uso responsable del consentimiento informado, que legitima el acto médico. El médico ya no habla desde una posición de superioridad, no se impone, pero asume una posición de garante (ley autonomía, art. 9), que posibilita la confianza del paciente, y deja a salvo, en lo fundamental, el principio de beneficencia.
Tan importante es insistir y garantizar los derechos del paciente, como los del medico. En este sentido, se extendió en tres derechos fundamentals de los medicos: de una pafrte, la libertad de método y la libertad de prescripción y, de otra -como ultimo recurso- la objeción de conciencia.