La rehumanización de Europa
Ignacio Sánchez Cámara. Catedrático de Filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos. Coordinador de la plataforma One of Us. Fuente: alfayomega.es (resumido)
Se encuentra hoy Europa, en cierta medida, desmoralizada, invertebrada, desalmada, deshumanizada. Lo primero, desmoralizada, en el sentido etimológico más literal, porque se ha quedado sin moral. Ha abandonado la que profesaba, pero no se ha adherido aún a ninguna otra nueva, salvo una vaga forma de hedonismo relativista. Y una persona, una sociedad o una civilización no pueden vivir sin una moral. Invertebrada, porque se ha quedado sin el esqueleto cultural que la vertebraba o, si se prefiere, lo tiene afectado por una especie de osteoporosis cultural. Lo que la mantenía vertebrada ─la filosofía griega, el derecho romano, la religión cristiana, la ciencia pura y la democracia liberal─ ha perdido consistencia en ella, ya no es vigente, ya no se vive de esas realidades, y el cuerpo se encuentra invertebrado, solo atento al placer y al bienestar. Desalmada, porque al renunciar a sí misma, no solo a lo que ha sido sino también a lo que es, a lo que tiene que ser, a lo que debería ser, ya solo queda de ella el cuerpo inerte, ausente el alma. Y, en resumen, deshumanizada.
Este es, si no me equivoco, el diagnóstico. La etiología es la renuncia de Europa a ser ella misma, fiel a sus principios y valores, a los elementos constitutivos de su ser como civilización. Los cinco mencionados se encuentran en crisis: la filosofía es negada o, lo que es peor, suplantada por otras cosas, acaso estimables, pero que no son ella, que son otra cosa. El sentido del derecho romano, el arte de lo justo y de lo bueno, es sustituido por el poder. Mala cosa, aunque se trate de un poder democrático. La libertad consiste en la obediencia a la ley, pero no en el sometimiento a la voluntad de otros, aunque sean muchos. La ciencia pura es desdeñada en favor de la técnica. No importa el saber sino la utilidad. La democracia liberal es suplantada por el populismo y la demagogia, por la acción directa, por la renuncia a convencer. Pero, sobre todo, el mal deriva del rechazo del cristianismo. Sin él, no hay Europa.
¿Está todo, acaso, perdido? ¿es la enfermedad que padece Europa una enfermedad mortal, sin remedio ni curación posibles? No, absoluta y radicalmente, no. La curación depende del diagnóstico certero y de la terapia adecuada. En este caso, resulta muy fácil de prescribir. Otra cosa es que el enfermo haga caso.
El pasado sábado, en Santiago de Compostela (¡nada menos!) ha tenido lugar una nueva reunión de la Plataforma de pensadores europeos One of Us. La organización nació para defender la vida en el ámbito de la Unión Europea, con un conjunto de reivindicaciones morales y jurídicas. Pero nada será posible ni eficaz sin la colaboración de las universidades. Y todo ello, por supuesto, en el ámbito europeo. En One of Us sabemos que vamos contra corriente. Pero también sabemos que lo mejor siempre se ha hecho contra corriente. Nos oponemos, pero no porque vayamos contra nada ni contra nadie. Intentamos ir a favor, a favor del bien y de la verdad. Solo nos mueve el entusiasmo, y todo entusiasmo es positivo: la defensa de los clásicos valores y principios europeos, especialmente la dignidad de la persona y el valor de la vida.