«Hay médicos antivacunas y negacionistas a los que se ha suspendido su actividad asistencial en España»

(Ref sevilla.abc.es)

José María Domínguez Roldán es el primer médico sevillano que preside la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, que agrupa a los 270.000 facultativos españoles. El jefe clínico de UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla ocupaba ya ese cargo en el Colegio de Médicos de Sevilla y habla sobre su cometido en esta entrevista.

¿Qué retos inmediatos se plantea que en su nuevo cargo de Presidente de la Comisión Central de Deontología de España?

Asumir la presidencia de la Comisión Central de Deontología del Organización Médica Colegial supone una enorme responsabilidad, puesto que dicha comisión marca las directrices de comportamiento ético y deontológico de los médicos españoles. Los grandes avances en la medicina, y los

 cambios sociales, agravados por la pandemia que estamos viviendo, han puesto en evidencia la trascendencia que tiene el comportamiento médico desde el punto de vista científico y humano, tanto en el ámbito directamente clínico, como en su comportamiento público. El reto inmediato más importante para la Comisión Central de Deontología es la aprobación de un nuevo Código de Deontología Médica en España, que presumiblemente verá la luz en el primer semestre de este año 2022. En este nuevo código se han incluido aspectos ya clásicos, como la relación médico-paciente, el secreto médico, la calidad de la asistencia médica, pero también se ha ampliado a ámbitos como la medicina no presencial (telemedicina), la seguridad del paciente o el comportamiento de los médicos en las redes sociales y medios de comunicación.

Con la pandemia estos comportamientos públicos resultarán más relevantes.

La opinión de ciertos médicos «influencers» ha podido condicionar, tanto en sentido positivo como negativo los comportamientos de la población. De hecho, los médicos negacionistas, aquellos que niegan la existencia de la pandemia, o incluso los que cuestionan la utilidad de medidas preventivas como las vacunas, han sido amonestados por los Colegios de Médicos en función del Código de Deontología Médica, dado que sus opiniones han podido tener graves consecuencias sobre la población que ha seguido sus consejos públicamente manifestados.

¿Son muchos los médicos que desconfían de las vacunas contra el Covid-19?

No, son casos excepcionales, pero algunos nos han llegado a la Comisión Central de Deontología procedentes de instituciones colegiales provinciales, aunque no ha llegado ninguno al Colegio de Médicos de Sevilla. Sí ha habido denuncias de otros colegios cuyo testimonio puede poner en peligro la salud pública y dañar nuestra imagen. Es nuestra obligación estudiarlos por la influencia que tienen en la opinión pública y por garantizar el compromiso de los médicos con la sociedad.

¿Hay médicos que aún niegan la existencia del coronavirus?

Ahora es difícil encontrar alguno, pero no podemos olvidar que en la primera ola de la pandemia había médicos negacionistas que decían que todo era un montaje producto de una confabulación. El negacionismo ha puesto y sigue poniendo en riesgo a mucha población y los médicos tenemos un compromiso social, aparte del compromiso con los pacientes, de manera que los mensajes que demos tienen que ser extraordinariamente prudentes y basados en el método científico. Es una realidad que ese negacionismo inicial del virus se ha ido extendiendo posteriormente a las vacunas y es cierto que hay todavía facultativos que están en contra de las vacunas o ponen el énfasis en posibles efectos secundarios. No hay ninguna vacuna o medicamento que sea inocuo pero está más que demostrado que las vacunas funcionan y no me refiero sólo a las vacunas Covid. Hay enfermedades incluso como la viruela que han desaparecido de la faz de la tierra.

¿Qué pueden hacer los Colegios de Médicos y la Organización Médica Colegial frente a los negacionistas?

Se analiza la denuncia, porque siempre parte de una denuncia de alguien o de un colectivo y analizamos los testimonios de todos y llamamos al denunciado. No podemos consentir una medicina intuitiva o una medicina basada en la paraciencia. Todo aquello que se sale de la «lex artis medica» debe ser analizado y perseguido. Me refiero a todo sobre lo que existe sobre un consenso médico mayoritario. ¿Hay consenso sobre la utilidad de las vacunas de la polio o de los antibióticos? Lo hay, evidentemente. Pero sobre lo que no lo hay, debemos actuar.

¿Cómo?

Se les amonesta. Cada caso tiene una sanción prevista. No es lo mismo una manifestación relativamente privada sobre esto que una manifestación superpública. A su vez, analizamos las consecuencias que ha tenido esa manifestación. Si a raíz de esa manifestación, se ha producido un problema de salud para una persona o un colectivo, nuestra sanción será más contundente, incluso la suspensión temporal de la colegiación y, por tanto, del ejercicio de la medicina.

¿Se ha suspendido a algún médico negacionista en España?

Sí, ha habido sanciones graves y suspensión temporal pero no puedo especificar más porque forma parte del secreto profesional y los colegios no lo han publicado.

¿Han crecido los conflictos éticos a los que se enfrentan los médicos?

En los últimos años han aumentado los temas en los que la ética y deontología médicas deben ser tenidas en cuenta por parte de los médicos en su práctica diaria, así, en algunos casos este cambio se ha generado por el desarrollo científico de la medicina: Medicina de precisión, trasplantes de órganos y tejidos, gestación subrogada, etc. También se ha producido una ampliación de este marco al modificarse el modelo de la clásica relación médico-paciente que, hasta no hace mucho tiempo se circunscribía a un acto presencial único en la consulta del médico, hacia otras opciones asistenciales, como son la medicina no presencial (telemedicina), la cirugía robótica, el trabajo médico del equipo, o el almacenamiento de datos clínicos en grandes bases de datos sanitarias. Por otra parte, existe otra razón que justifica ese crecimiento de los espacios de la ética médica y es el cambio en los principios de la sociedad y los valores de las personas que la conforman. Podemos recordar como en los años 70 el tema de la fecundación in vitro fue un tema controvertido desde el punto de vista ético y con enorme cuestionamiento social y moral. Sin embargo, hemos podido ver cómo en los últimos años la fertilización in vitro ha salido de dichos foros de discusión.

¿Podría ocurrir algo parecido en el futuro con la gestación subrogada, prohibida en España pero autorizada en Estados Unidos y otros países?

Es posible, sobre todo si se hace en libertad. Yo segregaría el tema de la retribución porque creo que es la clave. Los términos de «vientre de alquiler» se refieren precisamente a esa retribución pero creo que si se hace de forma completamente libre la percepción social cambiará y se acabará aceptando. Algo que se parecería a la gestación subrogada sería la del donante vivo de riñón. Y en estos casos evaluamos y confirmamos que no hay presión social ni familiar, ni tampoco ningún tipo de retribución.

Se acaba de realizar el primer trasplante de corazón porcino a un humano en Estados Unidos y ya se está creando una industria a su alrededor. ¿Planteará también problemas éticos y deontológicos a los médicos ante la necesidad de que el paciente tenga que comprar estos órganos?

No creo que los trasplantes de órganos porcinos se extiendan a corto plazo en España por razones técnicas e inmunológicas, pero es cierto que hace tiempo que se trasplantan en nuestro país válvulas cardiacas porcinas y esto no genera un rechazo tan importante en el organismo. Confío, cuando llegue el momento, en que la sanidad pública se haga cargo de estos costes o de esta producción de órganos.

¿Cuáles son los últimos casos más llamativos que han visto en la Comisión de Ética y Deontología del Colegio de Médicos de Sevilla?

En general, el número de quejas o denuncias que se reciben cada día en los colegios de médicos, vinculadas a una potencial mala praxis deontológica es muy bajo, sobre todo si los comparamos con los miles de actos médicos que se realizan cada día. La causa más frecuente de reclamaciones son las vinculadas a una asistencia médica que no cubre las expectativas clínicas del paciente, especialmente en casos de cirugía estética. También se dan casos en prótesis de caderas que no cubren esas expectativas y la existencia de una información clínica percibida como insuficiente por parte del enfermo. Creo que es crucial el consentimiento informado y su ampliación de la información para evitar estos conflictos.

¿Están bien amparados los profesionales médicos españoles por las leyes frente a estos conflictos éticos?

La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia incluye un artículo relativo al derecho de los profesionales sanitarios a realizar objeción de conciencia a la misma. La ley especifica que el rechazo o la negativa a realizar la prestación de ayuda para morir (eutanasia o suicidio asistido) por razones de conciencia es una decisión individual del profesional sanitario directamente implicado en su realización, y que éste deberá manifestarla anticipadamente y por escrito.

Para el desarrollo del derecho de los profesionales a la objeción de conciencia en caso de la Ley de la Eutanasia, las Consejerías de Salud de las Comunidades Autónomas han puesto en marcha un registro oficial de profesionales sanitarios objetores de conciencia. Por ello, cualquier médico puede declararse objetor de conciencia a la práctica de la eutanasia mediante la inscripción en dichos registros oficiales.

¿La objeción de conciencia frente a la eutanasia está bien regulada en su opinión?

Los médicos estamos sometidos a una doble normativa de conducta, por una parte, la emanada de las leyes del Estado, como cualquier ciudadano, y por otra las obligaciones de comportamiento ético que viene definidas en el Código de Deontología Médica. Actualmente existe una desavenencia entre el contenido de las leyes españolas y las actuaciones derivadas de los principios incluidos en el Código de Deontología Médica; así, mientras que el aborto y la eutanasia están legalizadas en España, el Código de Deontología Médica incluye como canon que «El médico no deberá provocar ni colaborar intencionadamente en la muerte del paciente». No obstante, el Código de Deontología Médica incluye una disposición final por la cual «el médico que actúa amparado por las Leyes del Estado no puede ser sancionado deontológicamente». Por otra parte, aunque la eutanasia está legalizada en España, todos aquellos médicos que no quieren practicarla por razones morales, pueden realizar objeción de conciencia a su práctica.

Si no hubiera ningún médico en España que quisiera realizarla y alegara una objeción de conciencia, ¿qué ocurriría?

Que no se haría ninguna eutanasia. Pero eso no va a pasar.

¿Qué conflictos puede plantear a los médicos el avance tecnológico en genética?

La genética es un área de la ciencia de gran desarrollo en las últimas décadas, ya que el conocimiento genético puede ayudar extraordinariamente a la curación de múltiples enfermedades. No debemos olvidar que más del 90% de las enfermedades minoritarias tienen origen genético, y el 65% son graves, crónicas, progresivas y muchas de ellas discapacitantes. No obstante, los estudios sobre genética, y sobre el genoma humano, pudieran llevar a derivar en teorías deterministas, que pretendieran explicar al ser humano y la persona exclusivamente por sus genes. También está el riesgo de que los conocimientos sobre el genoma humano se conviertan en un peligro fáctico de los seres humanos fuertes sobre los débiles, o que tras el diagnóstico genético prenatal pudieran generar actitudes generalizadas de aborto eugenésico.

El Comité de Bioética del Consejo de Europa ha elaborado algunas declaraciones también con respecto a la edición del genoma humano, resaltando que la Convención sobre los Derechos Humanos y Biomedicina debe ser el único marco internacional de actuación en este campo biomédico. Este comité ha abogado por la investigación en genética, dado que supone una mejor comprensión de las causas de enfermedades y tratamiento futuro, sin embargo, también ha matizado que la edición del genoma humano a gametos o embriones plantea problemas éticos, sociales, y de seguridad y en particular modificaciones del genoma que de algún modo pudieran transmitirse a generaciones futuras. La ética, la deontología y los derechos humanos deben guiar cualquier uso de las tecnologías de edición del genoma en los seres humanos.

¿Las electroestimulaciones cerebrales plantean conflictos éticos y deontológicos a los médicos?

Los ciborg son ya una realidad pero lo que hacen es desvirtuar la naturaleza del ser humano. Tratar un parkinson con una electroestimulación es una cosa y otra cosa es estimular el tálamo de un paciente. Sería algo parecido al dopaje deportivo pero en el mejoramiento de la capacidad neuronal humana.

Se habla de que la tecnología permitirá conectar el cerebro directamente con Internet y el catedrático de Neurobiología de la Universidad de Columbia, Rafael Yuste, acaba de vaticinar que muy pronto una máquina podría leer los pensamientos o escudriñar en la memoria. ¿Qué tiene que decir ante esto la Bioética?

El desarrollo tecnológico ampliará constantemente los campos de la ética médica. En el ámbito de la ética existe una disciplina denominada neuroética, que se ocupa de ese campo, y que a su vez se vincula estrechamente con un área de reciente desarrollo, y controversia, denominado transhumanismo. Este pretende la mejora de la persona y del ser humano mediante tratamientos e interacciones con máquinas. El transhumanismo, es actualmente muy cuestionado, puesto que modifica significativamente la evolución natural del ser humano. No obstante, aquellos que apoyan el transhumanismo abogan por que esta interacción máquina-persona supondrá un avance para la humanidad. La ética médica, la neuroética, analizará profundamente en un próximo futuro estas nuevas áreas de expansión de la ciencia.

¿Qué opina de la consideración de violencia obstétrica en los partos sobre la que el Ministerio de Igualdad quiere legislar?

El empleo del término «violencia» resulta particularmente ofensivo para aquellos profesionales que realizan todas sus actuaciones encaminadas al mejor beneficio del paciente. El concepto de «violencia obstétrica» como una modalidad de violencia de género es un concepto que no se ajusta a la realidad de la asistencia al embarazo, parto y posparto en nuestro país y, tal como ya ha explicitado la Organización Médica Colegial de España, criminaliza las actuaciones de profesionales que trabajan bajo los principios del rigor científico y la ética médica. Existe un posicionamiento por parte de la comunidad científica, en el que los profesionales rechazan el término de «violencia obstétrica» y garantizan la no existencia de actos violentos en la atención a las pacientes. Por otra parte, existe un compromiso de los médicos, y especialmente de los especialistas en Ginecología y Obstetricia de velar, por el bienestar de las mujeres, su salud y la de sus hijos y por la práctica médica basada en las mejores evidencias científicas.

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